domingo, 12 de agosto de 2007

Arriate

Esta hermosa palabra, que bien podría ser un apellido de pianista vasco-francés o de profesor universitario de viticultura, es una de las voces jardineras que más me fascinan (es la primera vez que digo que algo me fascina), no sólo por su sonoridad y por las cosquillas que nos provoca en el paladar cuando la pronunciamos, sino por el misterio que encierra: es probablemente, junto con 'platabanda' - de la que hablaremos en otro momento -, una de las palabras absolutamente desconocidas por jardineros, paisajistas, arquitectos paisajistas, arquitectos jardineros, paisajistas jardineros, ingenieros jardineros y todos aquellos que se dedican a construirlos y mantenerlos. Están ahí, pero nadie los llama por su nombre jamás. Es frecuente, incluso, que se omita su presencia en una conversación jardinera por el mero hecho de no saber cómo nombrarlo: "tenemos que levantar todas las plantas de temporada en estos cinco parterres y de aquella...aquellos...eeeh...aquellos maciz...hum... aquella zona de allí junto al murete...eeeh...hay que levantar todas las flores de temporada de estos cinco parterres." Punto y aparte. Se produce un silencio incómodo porque nadie sabe cómo referirse al arriate.

Hay que señalar que la palabra 'parterre', la prima hermana francesa de 'arriate', goza de una popularidad inmensa en el argot. El parterre no sólo lo sabe nombrar todo el mundo y señalarlo con el dedo, sino que se ha convertido en una especie de sinónimo de todo elemento del jardín, un comodín que cualquiera puede utilizar en todo momento: "vamos a hacer unos parterres aquí, junto a estos otros parterres ya existentes, para formar un apoyo del conjunto escultórico rodeado de parterres de color y parterres de arbustos de hoja perenne; habíamos pensado también en conservar aquel parterre de coníferas." Acabas harto de esta, por otro lado, preciosa palabra. Pero es lo que ocurre con el manoseo que conllevan las modas; hay que reconocer que estamos en el tiempo de los parterres, aunque no lo sean propiamente dichos. Ahí están otras palabras, no tan hermosas, como 'macizo', que vieron pasar su momento y que esperan volver al candelero cualquier día de éstos.

Según la Real Academia Española de la Lengua, arriate - que proviene del árabe andalusí 'arriyáḍ'', que a su vez proviene del árabe clásico 'riyāḍ'', plural de 'rawḍ'' (huerto) - es una "era estrecha y dispuesta para tener plantas de adorno junto a las paredes de los jardines y patios". Tiene dos acepciones más: enrejado de cañas o encañado y camino o calzada o paso.

Volveremos sobre el arriate constantemente, porque se lo merece y porque es muy importante recuperar lo que es nuestro.

4 comentarios:

Redwine dijo...

Vaya sorpresa, es un placer pasear por este jardín, saboreando esa cunca de viño.
¡Salud!

Cárabo dijo...

no seas tímido y coge también un trozo de queso

Anónimo dijo...

hola,
se me escucha? Soy sr´nelson

Cárabo dijo...

Sr´nelson, queda usted enrolado.
Gracias, contamos con su experiencia de intrépido bucanero