lunes, 7 de enero de 2013

El tercer paisaje


El bello bosquete de olmos jóvenes que pasa el invierno en esta esquina de Cuatro Vientos, en Carabanchel (Madrid), no pertenece a ningún jardín; tampoco es el borde de un parque ni el principio de un bosque natural. Estos pequeños olmos, y las verdes gramíneas y crucíferas que los acompañan en esta época del año, están en tierra de nadie (no es literal). 

El gran jardinero Gilles Clément (1943, Argenton-sur-Creuse) diría que se trata de una muestra de lo que él mismo llamó 'tercer paisaje': un espacio de naturaleza improductivo, según una de sus muchas definiciones; en este caso, definido según su relación con la sociedad.

Clément escribió en 2004 el "Manifiesto del tercer paisaje" (2007, Ed. Gustavo Gili) a partir de una observación del paisaje de Vassivière (región de Limousin, en Francia), con el Centre International d'Art et du Paysage. "Si dejamos de mirar el paisaje como si fuese el objeto de una industria, podremos descubrir de repente -¿por olvido del cartógrafo, por negligencia del político?- una gran cantidad de espacios indecisos, desprovistos de función, a los que resulta difícil dar un nombre."

Un jardinero hace filosofía siempre. Aquí Clément hace de filósofo al evocar el escrito de Emmanuel-Joseph Sieyès de 1789: "¿Qué es el tercer estado? Todo. ¿Qué ha hecho hasta ahora? Nada. ¿Qué aspira a ser? Algo." Nuestro bosquete de olmos está olvidado por las autoridades y por los jardineros, pero existe y aspira a ser algo, no sabemos qué. Probablemente, un bosque de ribera, de esos que seguían al Manzanares y sus riachuelos. Pero, atención, debemos tener en cuenta una característica sombría que nos apunta Clément: "el tercer paisaje cambia de forma y de propuesta por el juego del mercado, que es un juego político." Merece la pena observar y pensar este tercer paisaje, esta plebe de los espacios, este paria del paisaje. 



No hay comentarios: