domingo, 23 de diciembre de 2012

Integración en el paisaje


Apenas se ve, pero está ahí. Justo allí, al fondo, uniendo las dos orillas del río (¿o era un lago?).  Camino del Norte, desde Estocolmo, el paisaje se va acercando a la tundra ártica. Ártico viene del celta (y quizás del griego) artos, que quiere decir oso; el Océano Ártico es el mar de los osos (polares) que nadan en sus aguas gélidas. 

Con el frío, parece que la vista se agudiza, que todo se ve más nítido. Pero por aquellas lejanas tierras consiguen que un puente entre dos orillas no destaque del entorno, no rompa el paisaje, no nos haga percibir las distorsiones del hombre. Al menos en este caso.

Es inevitable: la necesidad de comunicar por vías más rápidas y seguras dos puntos distantes o separados por una accidente geográfico obliga a construir viaductos que, a menudo, provocan grandes trastornos (impactos) a la vez que hacen una función importante. Hoy en día, los ingenieros y arquitectos tienden al diseño liviano de esas estructuras, desnudando la imagen del puente de tanto hormigón y acero, resolviendo el problema con estructuras más esqueléticas. 

Sirva esta fotografía como inspiración para nuevas ejecuciones, donde el paisaje se siente a gusto con su puente, y el puente a gusto con su paisaje.

1 comentario:

Redwine dijo...

Vamos, que no es de los de Calatrava...

¡Felices fiestas!