Los pensamientos híbridos como Viola x wittrockiana aparecen ya en la segunda mitad del siglo XIX. Su multiplicación y desarrollo comercial por medio de las grandes ferias europeas de principios del siglo XX los ponen de moda en el mundo de la jardinería y la arquitectura, y comienzan a imponerse las grandes manchas de color uniforme sobre las praderas, en macizos sorprendentes de amarillos, naranjas, azules. Una tendencia que, con el tiempo, se ha convertido en nuestra monotonía cromática actual.
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