miércoles, 12 de noviembre de 2008

Color del negativo



Podemos captar la profundidad rota súbitamente por la arboleda al fondo, y la dirección que nos marcan las rectas y la fuente rectangular, señalando un punto en el falso y tapado horizonte, probablemente una estación de tren llena de almas; también unos planos inclinados que se cortan en nuestra imaginación, en el centro de la imagen, y el dominio de la escala de unos bloques de viviendas a la izquierda, construidas en los años ochenta; unas figuras como espectrales que pasean por la orilla de un pequeño estanque o fuente ornamental y se detienen junto a una enorme tortuga hueca de hierro fundido que mira al infinito; y un cielo inquietante cargado de deudas bancarias y miedos financieros. Está a punto de llover de forma torrencial y borrar todo eso del mapa. Será por la estación en la que estamos, pero tengo mucho frío.

La tortuga de hierro, la fuente y las praderas violetas en pendiente se encuentran en la Plaza Central de Tres Cantos (Madrid).

Color 1


Los pensamientos híbridos como Viola x wittrockiana aparecen ya en la segunda mitad del siglo XIX. Su multiplicación y desarrollo comercial por medio de las grandes ferias europeas de principios del siglo XX los ponen de moda en el mundo de la jardinería y la arquitectura, y comienzan a imponerse las grandes manchas de color uniforme sobre las praderas, en macizos sorprendentes de amarillos, naranjas, azules. Una tendencia que, con el tiempo, se ha convertido en nuestra monotonía cromática actual.