Hemos construido unos nidos gigantes en lugar de balcones, para que vuelvan. Pero en la ciudad hace tiempo que no las vemos. Han debido de cambiar los carteles indicadores o, tal vez, el magnetismo cambiante de la tierra les está despistando y por eso no encuentran su destino. Nosotros estamos cada vez más solos y perdidos. Me pregunto si no serán ahora ellas las que nos estén esperando a nosotros, oscuros.