Eso que ves allá al fondo es una montaña de basura. Los peatones pasean por sus faldas, los coches aparcan junto a ella. Las nubes, en el cielo, juegan a reflejarse en su chatarra. Los edificios y la ordenación urbana le abren un hueco. Mi cámara se detiene a echarle un par de fotos. El alcalde se gasta una montaña de dinero en recogerla y reciclarla. ¿No son demasiadas molestias para una montaña de basura? Digo yo, ¿no serán demasiados esfuerzos?
Así, de lejos, tiene una silueta que recuerda bastante al Mont Blanc.